Dejo aquí este comentario capturado en
Amazon sobre mi novela Clamor porque
me ha encantado y porque tiene para mí una enorme carga emotiva. Creo que por
este último detalle merece la pena que cuente la anécdota que relaciona a Tirso
Valverde, patólogo del caso Clamor, con José Antonio Giménez Mas, autor del
comentario y Jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital
Universitario Miguel Servet de Zaragoza (en cuya biblioteca trabajo) hasta
noviembre de 2013.
Debió de ser por aquellas fechas,
octubre o noviembre de 2013, cuando José Antonio se dejó caer por la biblioteca
para despedirse (¡se jubilaba!) y para hacernos donación de un libro, un
precioso estudio sobre la figura de Giambattista Morgagni, padre de la
Patología moderna, escrito por él mismo en colaboración con otra patóloga y un
filólogo. Pero, con ser un estudio magnífico y cuidadosamente editado, no es
del libro de Morgagni de lo que quiero hablar, sino de la figura de José
Antonio Giménez Mas.
Ese día nos contó que se jubilaba con
dos años de antelación, a los 63, porque quería disfrutar más de la vida y
poder dedicar más tiempo a sus grandes aficiones, especialmente al estudio, en
sentido amplio, de las culturas de extremo oriente, tanto en sus
manifestaciones artísticas y literarias como médicas, filosóficas y humanísticas.
Desde luego, no es nada habitual que
un médico (y más si es jefe de servicio) se jubile antes de tiempo para
disfrutar del ocio o de la entrega a otras pasiones intelectuales, y quizá por
ello su decisión me pareció admirable.
Yo entonces ya estaba escribiendo Clamor y en Clamor, novela de crímenes en serie, salía, cómo no, un forense. A
los pocos días de la visita de José Antonio, ojeé el libro sobre Morgagni, me
acordé de mi forense y pensé que ambos, José Antonio y Giambattista, podían ser
el “elemento” perfecto que diera enjundia, profundidad y relieve al personaje del
forense, un tanto desdibujado hasta el momento. De paso, husmeé el blog de José
Antonio, Cuaderno de oriente, y mi admiración
y mi estima fueron en aumento.
Terminé Clamor, lo publiqué en Amazon y en bubok.com y… hará como un par de
semanas, José Antonio volvió a dejarse caer por la biblioteca, para saludarnos y
hacer donación, de nuevo, de otro exquisito volumen sobre Morgagni, esta vez sobre
su obra de juventud.
A José Antonio se le veía feliz y con un
aspecto estupendo. Nos contó que había abierto una consulta de acupuntura y yo le
conté la historia de Clamor. Y ha tenido
la generosidad y la gentileza de comprar el ebook,
leerlo, ser indulgente con los errores que seguro que he cometido y dejar este maravilloso
comentario que él me asegura que es absolutamente sincero.
Mil gracias de nuevo, José Antonio.
1 comentario:
Gracias, Teresa.
Tirso Valverde, ese alter ego que me has regalado, me ha devuelto una imagen especular en la que frecuentemente me he visto reflejado. La ciencia, que tan buena pareja hace con la Medicina, –en la salud y en la enfermedad–, es insuficiente, con alguna frecuencia, para explicar la complejidad del ser humano.
Mi salto a la Medicina Psicosomática y a la Acupuntura (Ex Oriente lux –la luz viene de Oriente–) es un intento de mirar las mismas cosas también desde el otro lado del espejo, con la enorme riqueza que siempre aportan otros puntos de vista.
Quiero pensar que Giambattista Morgagni, a pesar del lugar que le ha reservado la historia, no estaría muy en desacuerdo.
José Antonio
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